La marea de los tiempos XVI
Por Omar López Mato
omarlopezmato@gmail.com
Esta tendencia hacia la autosuficiencia favoreció la construcción de aduanas para evitar la competencia extranjera. La formación de “guildas” o sindicatos aumentaron el poder de la incipiente burguesía. Eran tiempos de proteger el fruto de sus esfuerzos. Las obras de Frans Hals, Rembrandt y demás maestros holandeses, retratando a los miembros de la burguesía, fueron el mejor tributo a estos hombres que pelearon palmo a palmo su poder contra el de los nobles y aristócratas.
Estas pinturas colectivas eran el reconocimiento a las tareas del grupo en favor de la comunidad, llevando progreso y bienestar a sus pueblos y ciudades, un mérito que necesitaba ser reconocido para compensar el esfuerzo de esta nueva clase social y afianzar su posición en la sociedad. Después de todos, las habilidades personales podían generar las mismas riquezas y poder de aquellos que las heredaban; pero también el despotismo de una oligarquía podía ser tan perjudicial para la sociedad como los caprichos de la monarquía.
La célebre Ronda Nocturna, se llamó originalmente la Compañía de Frans Banning Cocq y Willem van Ruytenburch, los nombres de las figuras centrales del cuadro (Cocq el de ropas oscuras y Ruytenburch el de traje claro).
La obra se ha convertido en el símbolo de una ciudad como Ámsterdam, que gracias a esta burguesía mercantil fue el centro del comercio de Europa. Ya no eran los nobles y grandes señores los que podían acceder a inmortalizarse en retratos y tampoco necesitaban figurar junto a santos o mártires para exaltar sus logros, eran simples ciudadanos cumpliendo la tarea cívica de cuidar su ciudad.
Ronda Nocturna • Rembrandt • 1642
Rijksmmuseum, Ámsterdam, Países Bajos.
Rembrandt recurre a esta pintura dinámica que, por un lado, da movimiento al retrato colectivo y, a su vez, muestra la armonía y espíritu de camaradería existente en el grupo. Los Kloveniers, una milicia cívica, estaban organizados por hombres emprendedores que de esta forma accedían a un estatus superior, una forma meritoria de hacer carrera política dentro de la sociedad.
La joven que aparece detrás de Cocq y Ruytenburch es Saskia, la primera esposa de Rembrandt, que aparece con un gallo muerto atado a su cintura, en franca alusión al nombre del capitán Coqc (gallo en francés).
El pintor cobró 1.600 guilders por inmortalizar a esta guardia civil, una cifra alta para entonces. Al igual que en La Lección de Anatomía, la erogación que hicieron los burgueses tenía la intención de trascender a expensas del esfuerzo individual amurado al conjunto. Entre ellos colaboraban para mejorar la ciudad, su oficio y su posicionamiento social comprando a buen precio su fracción de inmortalidad que este artista les haría ganar con su pintura.
La leyenda cuenta que la obra no fue del gusto de los retratados y que este fracaso fue el comienzo de la declinación del artista. Sin embargo, no hay evidencias para sostener esta afirmación.
Ronda Nocturna se lució por años en el Gran Hall de la ciudad, hasta la llegada de Napoleón. Entonces, la obra fue llevada al Trippenhuis y, posteriormente, en 1885, al Rijksmuseum, donde se encuentra actualmente.
Durante la Segunda Guerra Mundial fue desmontada y escondida en un castillo en el norte de Holanda para evitar su sustracción por los nazis. Terminada la contienda, fue desenrollada y exhibida nuevamente en el museo.
En 1975, la obra fue atacada por un desequilibrado que llegó a cortarla y después se suicidó. Diez años más tarde, otro individuo arrojó ácido sobre la tela, pero el rápido accionar de los guardias impidió su deterioro.
A pesar del tiempo y las agresiones, Ronda nocturna continúa siendo el símbolo de las ambiciones burguesas, dispuestas a inmortalizar su gesta silenciosa en aras del beneficio de su clase social.