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Apartado Cultural: La marea de los tiempos XV

23 agosto, 2024 0 comentarios

La marea de los tiempos XV


Por Omar López Mato
omarlopezmato@gmail.com

La Masacre del Triunvirato • Antoine Caron • 1566  Museo Louvre, París, Francia

El recuerdo de las atrocidades de la guerra solo sirve para eternizar la venganza de las víctimas y el rencor de los victimarios. Ese fue el destino de La Masacre del Triunvirato, obra de Antoine Caron (1520-1598)  pintada en 1566. Si bien la pintura se refiere al triunvirato romano de Marco Antonio, Octavio y Lépido —conformado en el año 43 a.C., después del asesinato del César— y retrata la masacre que siguió a la caída en desgracia de Marco Antonio, aunque el verdadero drama que Caron pretendía mostrar transcurría a orillas del Sena. Las guerras religiosas destrozaban a Francia.

Curiosamente, réplicas de este cuadro de exterminio y excesos se encontraban en manos de ambos grupos en conflicto. Tanto el general Montmorency, jefe del movimiento católico, como el príncipe Condé, líder protestante, tenían sendas copias de esta obra para recordar las atrocidades a las que sus correligionarios habían sido sometidos.

Nadie sabe quién encargó la obra a Caron, pero se sabe que por lo menos veinte copias se encontraban en manos de católicos y protestantes, una curiosa y atroz coincidencia.

El original se exhibió por muchos años en la sala vecina a la Gioconda155 en el Museo del Louvre.

A lo largo del siglo XVI, el mundo tenía sobradas razones para mostrarse melancólico, más allá de los trastornos de neurotransmisores que le atañen a cada cuerpo. Las pestes asolaban Europa. La contemplación de miles de cadáveres acumulados en las calles no era un espectáculo edificante y menos aún que se pudiese olvidar. Brueghel así lo consigna en su El Triunfo de la muerte, donde ejércitos de esqueletos acarrean a los pocos sobrevivientes hacia el reino de las parcas. La peste alteró las costumbres y modificó la economía y la política de los hombres.

Al caer la población y contraerse los mercados, surgió una marcada tendencia al autoabastecimiento. Los que sobrevivían querían hacer valer su trabajo; la peste había equiparado las diferencias sociales. Después de todo, los nobles morían tan burdamente como los campesinos. ¿Por qué someterse a la voluntad de ellos, si estos eran tan vulnerables como los demás mortales?

El triunfo de la muerte • Pieter Brueghel • 1562  Museo del Prado, Madrid, España.

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