Noticiero Alaccsa-R

editorial catarata Vol 21

7 agosto, 2017 0 comentarios

Editorial Sorpresas Refractivas


Dr. Juan Guillermo Orteta

Es evidente que la cirugía de catarata, al tiempo que las innovaciones tecnológicas, las mejoras en las fórmulas de cálculo de los lentes intraoculares, y el uso de técnicas quirúrgicas más precisas y predecibles, se ha convertido en un procedimiento seguro y confiable para la gran mayoría de pacientes.

De otro lado, el advenimiento de los lentes “premium” (multifocales de diferentes mecanismos: difractivos, refractivos, de foco extendido y de diferentes focos y poderes de adición), creó una situación más exigente todavía: obtener resultados casi que perfectos desde la refracción. Estos lentes que dan a los pacientes la grata experiencia de ver de cerca sin otra corrección, también generan otras dificultades: halos, glare, disfotopsias, alteraciones en la percepción del color y otras tantas, que han dado lugar al tristemente célebre síndrome: “el paciente infeliz con 20/20”.

La discusión sobre los procesos neuroadaptativos que facilitan el aprendizaje para ver con estos lentes acaba convertida en un proceso de “neurorresignación”, como comentamos jocosamente en nuestras reuniones.

La posibilidad de obtener pacientes emétropes en series grandes de publicaciones se encuentra en cifras cercanas al 80 %, incluso en grupos muy rigurosos en el estudio y aplicación de tecnologías de análisis y cirugía, este porcentaje está un poco por encima del 90 %. Es decir, seguimos obteniendo un 10 % a 15 % de sorpresas refractivas primarias. En los pacientes con cirugía refractiva previa o córneas irregulares, este porcentaje es aún mayor (20 % a 35 %).

La discusión sobre el valor queratométrico real de la córnea central, el estudio preoperatorio del astigmatismo, el valor del astigmatismo de cara posterior de la córnea, el impacto real de las incisiones y la estabilidad y las alteraciones del mismo con la edad, nos ocupa permanentemente en los congresos, sin que tengamos una respuesta clara que dar.

La presencia de defectos refractivos posteriores a la facoemulsificación con lente intraocular altera la visión de manera cuantitativa y cualitativa. El grado de compromiso visual dependerá de la severidad de la ametropía y del tipo de lente intraocular implantado. Las razones principales son: una biometría hecha de manera incorrecta, el implante de lentes tóricos en el eje incorrecto o la excesiva rotación de los mismos, la presencia de astigmatismos mal calculados o irregulares, aberraciones corneales altas o la presencia de ojo seco de manera muy significativa, además de enfermedades propias de la córnea (degeneración de Salzmann, por ejemplo) generan medidas incorrectas y dan lugar a defectos residuales significativos.

Las herramientas habituales que utilizamos para corregir estos casos, excimer láser de superficie o LASIK, piggyback o incluso el recambio de lentes, tienen sus indicaciones más o menos claras y habitualmente nos permiten resolver una buena parte de estos casos. También es cierto que generan más sequedad ocular y no resuelven de manera segura las quejas producidas por una mala calidad visual.

Actualmente, tenemos muchos pacientes con resultados excelentes y buen desempeño visual, pero aún tenemos “sorpresas”, que no podemos prever y que van a necesitar un tratamiento apropiado.

Estoy convencido de que los cirujanos de catarata tenemos que invertir tanto tiempo en aprender nuevas técnicas y lentes, como de maneras de resolver estos casos, que “empañan el paraíso de la visión” en el posoperatorio.

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