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¿Qué tenemos que saber a cerca del rol de la UBM?

23 diciembre, 2020 0 comentarios

¿Qué tenemos que saber a cerca del rol de la UBM?


Dr. Esteban A. Travelletti – Argentina

etravelletti@fmed.uba.ar


Resumen
La UBM (ultrasound biomicroscopy) es un método de diagnóstico por imágenes que utiliza el ultrasonido para formar cortes tomográficos de alta resolución de estructuras oculares poco profundas. Su principal indicación, entre muchas otras, es el estudio de estructuras retroiridianas que no son alcanzadas por el examen con lámpara de hendidura ni con otros estudios ópticos. Requiere de cierta colaboración por parte del paciente, la obtención e interpretación de las imágenes por parte de un médico experimentado y la estrecha comunicación entre el médico solicitante y el ecografista.


La biomicroscopía ultrasónica o UBM es un método de diagnóstico por imágenes desarrollado por el Dr. Charles Pavlin de la Universidad de Toronto hacia principios de la década del 90 que permite evaluar ecográficamente con gran detalle las estructuras oculares hasta pocos milímetros de su superficie. A diferencia de los ecógrafos oculares modo B convencionales que operan a 10 MHz, los equipos de UBM lo hacen entre 35 y 50 MHz. Esto conlleva la ventaja de aportarle al estudio una resolución espacial mucho mayor, aunque la distancia a la que penetra el ultrasonido a esta frecuencia es menor y, por lo tanto, su ventana diagnóstica también lo es.1

Si bien en la actualidad contamos con estudios que valoran y miden con muy alto detalle y gran precisión las estructuras del segmento anterior y parte del posterior como la tomografía de coherencia óptica de segmento anterior (AS-OCT), estos realizan un escaneo óptico del sector a estudiar que conlleva beneficios y contras. Los beneficios son: no requieren contacto ni recostar al paciente, son de relativamente fácil obtención, y la resolución óptica es considerablemente mayor a la ultrasónica. Las contras: no ofrecen información confiable sobre lo que se encuentra posterior o dentro de estructuras opacas como el iris, la esclera, una córnea no transparente, o tumoraciones intra o epioculares.2-3

La UBM, por el contrario, requiere que el paciente se encuentre en decúbito dorsal y cierto contacto con el globo ocular, ya que el ultrasonido no viaja por el aire. Siempre con cierta colaboración por parte del paciente, se puede realizar colocando una copa de inmersión apoyada sobre la superficie del ojo, o interponiendo una membrana de látex cargada de líquido. Una tercera opción es la de realizarla a través del párpado cerrado. Si bien existe cierto deterioro de la imagen y menor penetración, es una técnica útil en pacientes con simbléfaron, blefarofimosis o neonatos.

Como el ultrasonido atraviesa el iris, la esclera y otras estructuras ópticamente opacas permite valorar como con ningún otro estudio el cuerpo ciliar, las fibras zonulares, el sulco iridociliar, la retina y coroides de la extrema periferia, el ecuador cristalineano, la cápsula posterior (aun detrás de opacidades), las estructuras angulares (intracamerulares e intraesclerales), el segmento anterior detrás de una córnea opaca, y tumoraciones o cuerpos extraños a cualquiera de estos niveles.

En el estudio del paciente con glaucoma, permite conocer, además de la apertura angular, el estado y posición del cuerpo ciliar.

Esta información es clave para definir la conducta terapéutica: su rotación anterior puede predecir el fracaso de una iridotomía periférica (ver figura 1), o el potencial desarrollo de un glaucoma maligno post lensectomía.4 La aposición entre fibras zonulares y el epitelio pigmetario del iris puede explicar el desarrollo de un glaucoma pigmentario. En el paciente operado de glaucoma permite conocer estado, trayecto y posición de tubos valvulares, de implantes intraesclerales o de drenaje intraocular, la valoración de una trabeculectomía (ostium, iridectomía, ubicación escleral, ampolla), o cambios morfológicos posteriores a una iridotomía periférica, iridoplastía o cualquier cirugía que pueda modificar el perfil angular.5 En el estudio del paciente con hipotensión permite dilucidar su causa: desprendimiento ciliar asociado o no a membranas epiciliares, edema o hipotrofia ciliar y/o inflamación periciliar.

Gracias al desarrollo de nuevos cristales piezoeléctricos y la computación, los equipos de UBM más modernos han logrado ampliar la ventana diagnóstica de 5 mm a 16 mm. Estos desarrollos y la disminución de la frecuencia de ultrasonido lograron además aumentar la profundidad de la ventana sin sacrificar resolución. Así, se ha logrado capturar en una misma imagen el segmento anterior en su totalidad desde un limbo al opuesto, desde la superficie de la córnea a la cápsula posterior del cristalino.

Estas capturas permiten medir la distancia sulco a sulco para la colocación de lentes fáquicas de segmento posterior, evaluando el sulco iridociliar (su apertura o la presencia de quistes), o la posición y estado de una lente intraocular ya implantada.6-7 También son útiles para valorar el estado de la cápsula posterior ante la sospecha de una catarata polar posterior o cataratas traumáticas y anticipar posibles complicaciones intraoperatorias (ver figura 2). En los traumatismos o luxaciones cristalinianas, permiten evaluar la presencia y estado de las fibras zonulares y posibles irido y/o ciclodiálisis para poder elegir la mejor estrategia terapéutica.

En pacientes con opacidades de córnea adquiridas o congénitas, permite conocer el estado del segmento anterior, posibles sinequias anteriores, posición y estado del cristalino para decidir la viabilidad de un injerto (ver figura 3). En los pacientes con hipemas totales, otorga información sobre su origen y alteraciones asociadas.8

También es la UBM el estudio de elección para la patología tumoral del segmento anterior y la retina periférica, pudiendo obtener con ella las dimensiones de las lesiones, sus características ecográficas internas (que pueden brindar información sobre su posible malignidad), su relación con estructuras adyacentes, sus bordes y la presencia o no de planos de clivaje (ver figura 4).9 Los quistes iridociliares retroiridianos son las lesiones más habitualmente observadas. Si bien su comportamiento es benigno, en ocasiones su multiplicidad puede causar un estrechamiento angular de difícil solución, y conocer con exactitud su localización, extensión y cantidad es imprescindible para decidir la conducta a seguir (ver figura 5).10

Si bien la utilidad y las ventajas de la biomicroscopía ultrasónica son evidentes, es cierto que la exactitud de la información que brinda se encuentra muy ligada a la pericia del médico que la realice. No solamente requiere bastante práctica para lograr capturar imágenes aceptables, sino que requiere mucho entrenamiento para poder interpretarlas. Es indispensable una clara comunicación entre el médico que solicita el estudio, aclarando el motivo de la indicación y los antecedentes relevantes, como un detallado informe por parte del ecografista, ya que las imágenes capturadas no alcanzan a transmitir toda la información que se obtiene dinámicamente. Con sus casi 30 años de uso, la UBM demostró ser un método de diagnóstico indispensable y fiable en un sinnúmero de patologías, lejos de ser estudio de moda efímera para información irrelevante.

REFERENCIAS

  1. Pavlin CJ, Foster F. Ultrasound Biomi- croscopy of the Eye. NY: Springer-Ver- lag New York. 1995
  2. Hau SC, Papastefanou V, Shah S, Sagoo MS, Restori M, Cohen V. Evaluation of iris and iridociliary body lesions with anterior seg- ment optical coherence tomography ver- sus ultrasound B-scan. Br J Ophthalmol. 2015 Jan; 99(1): 81–86.
  3. Dada T, Sihota R, Gadia R, Aggarwal A, Man- dal S, Gupta V. Comparison of anterior seg- ment optical coherence tomography and ultrasound biomicroscopy for assessment of the anterior segment. J Cataract Refract Surg. 2007 May;33(5):837-40.
  4. Mansoori T, Balakrishna N. Anterior Seg- ment Morphology in Primary Angle Clo- sure Glaucoma using Ultrasound Biomi- croscopy. J Curr Glaucoma Pract. 2017 Sep-Dec; 11(3): 86–91.
  5. Dada T et al. Ultrasound biomicroscopy in glaucoma. Sep-Oct 2011;56(5):433-50.

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