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Apartado Cultural: La marea de los tiempos XIX

25 abril, 2025 0 comentarios

La marea de los tiempos XVIII


Por Omar López Mato
omarlopezmato@gmail.com

Será Goya quien denuncie en sus obras los excesos cometidos por el Santo Oficio. Bien conocía el pintor el poder de los Inquisidores, en algún momento debió dar cuenta ante ellos, cuando fue hallada la célebre Maja desnuda. Esta obra había sido encomendada por el ministro Godoy para su gabinete privado, a fin de exhibirla ante sus amigos. Mediante un ingenioso juego de poleas cambiaba a la Maja vestida por la Maja desnuda en breves instantes. Después de la revolución de Aranjuez y con la precipitada huida de Godoy, la Inquisición descubrió este cuadro y llamó a declarar al pintor. Nadie sabe qué excusa ofreció, pero Goya no fue molestado por el asunto.

Auto de fe de la Inquisición • Francisco Goya • 1812/19, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, España.

La Constitución española de 1812, la famosa “Pepa”, abolió la Inquisición. Los vientos liberales habían barrido con el poder del Santo Oficio. De entonces son estas obras de Goya, donde los actos de fe pierden algo de su terror primigenio para convertirse en un proceso tragicómico. Los gestos preocupados de los que son juzgados, luciendo esos

ridículos bonetes amarillos, contrastan con los rostros casi caricaturescos de los inquisidores sumidos en sus consideraciones teológicas, conscientes del poder que sustentaban, la vida de estos impíos estaba en sus manos. Ellos y sólo ellos eran la voluntad de Dios en la Tierra.

El mundo continuó su lento y tortuoso camino de progreso. A lo largo del siglo XVII nadie pintó miserias, no había un fuerte reclamo social en las obras que abarcan este período. Por supuesto que había pobres, pero éstos comían. Además de pintar reyes, nobles y cardenales, Loarte, Velázquez, Zurbarán y tantos otros artistas retrataron al pueblo, sus costumbres, los bodegones y hasta los mendigos. Murillo pintó a estos niños comiendo porque la recesión que se vivió en el siglo XVII no fue por escasez sino por abundancia. Lo que escaseaba eran los compradores.

Ante este panorama, ¿cómo se protegieron los productores? Multiplicando las regulaciones. ¿Quiénes ponían las normas? Los que manejaban los oligopolios. ¿Y a quiénes les concedían este beneficio? Pues a los amigos del poder, que creaban una escasez artificial para asegurarse las ganancias.

En esta época proliferaron emprendimientos como la Compañía de las Indias o burbujas financieras como la Compañía del Mar del Sur, empresas encargadas de monopolizar los vínculos comerciales entre la metrópolis y sus colonias.

La protección a los comerciantes en detrimento de los consumidores fue llamada Mercantilismo, que de una forma u otra asistió a la construcción y modernización del Estado Nación mediante la centralización política y económica.

El Mercantilismo dificultó la transferencia social. Se nacía pobre y lo más probable es que muriese tan pobre como lo habían sido sus padres y lo serían sus hijos y sus nietos, si es que no se tenía la fortuna de ingresar a estas estructuras oligopólicas.

Dos niños comiendo melón y uvas • Murillo • 1655, Alte Pinakothek, Munich, Alemania.

Bodegón con caza y frutas • Alejandro Loarte • 1623, Fundación Santamarca, Madrid, España.

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