Dra. Ximena Núñez Colombia
Comencemos el tema dando un orden armónico, hablando de la catarata, que pese a los esfuer- zos globales como es el Plan Vi- sión 20/20 de la OMS, llamado «El derecho a la visión», la cata- rata es uno de los principales fo- cos a tratar. El número anual de cirugías necesarias para eliminar la ceguera por catarata se estima entre 2000 y 4000 cirugías por millón de habitantes, de acuer- do con la región. Sin embargo, se encuentran diversos factores que contribuyen a no alcanzar el número de cirugías requeridas, como son las di cultades eco- nómicas, culturales y no menos importante, el desconocimiento del tratamiento quirúrgico. Esto nalmente repercute en no po- der disminuir la ceguera y tener centenares de pacientes con baja visión por catarata.
Siendo así, desde el punto de vista de salud pública, la catarata hay que operarla y a pesar de los intentos de modernización, no se ha podido superar aún su clasi cación con el LOCS III, ni su tratamiento electivo con facoemulsi cación y sin esta- blecerse el procedimiento como una cirugía refractiva, concepto moder- no cuyas expectativas van más allá de prevenir la ceguera.
Entonces cuando hablamos de as- tigmatismo en pacientes con catarata extendemos el concep- to básico de la diferencia entre
curvaturas corneales. Aquí estamos pensando en optimizar un resultado y, más importante aún, en resaltar el hecho de que aproximadamente el 40 % de los pacientes con cata- rata presentan astigmatismo supe- rior a 1 dioptría1, y que en pacientes pseudofáquicos, astigmatismos resi- duales superiores a 0,75 D disminu- yen la agudeza visual y deterioran la calidad de vida, principalmente si el implante fue con un lente multifocal, trifocal o de visión extendida. Estos pacientes pueden referir síntomas como visión borrosa, glare, halos, fotofobia y diplopía2.
Con este preámbulo, para los pa- cientes que además de la Faco- emusi cación esencial buscan una solución refractiva de nitiva, po-
dríamos pensar que antes de te- ner la multifocalidad en nuestra mente, se debe evaluar la curva- tura, y después decidir el lente a implantar. Solo hago referencia a este aspecto porque es el tema que nos ocupa, pero no debemos olvidar otros tantos como la pelí- cula lagrimal, el nervio óptico y la mácula. Estos requisitos implican que se requiere un manejo perso- nalizado para cada paciente y que lo premium no son los lentes, sino el análisis y la decisión correcta para cada caso.
Existen diferentes formas de co- rregir el astigmatismo en cirugía de catarata, como son: la incisión en el meridiano curvo, las incisio- nes pareadas, las incisiones cor- neales relajantes y los lentes tó- ricos. Cada uno de estos métodos tiene distintas aplicaciones, límites y predictibilidad en los resultados, lo que implica que cada cirujano está en la obligación de conocer hasta adónde se puede llegar con cada corrección.
La evaluación de la curvatura y la búsqueda de la toricidad implican que debemos tener, como mínimo, una tomografía y una biometría óptica, evaluar la super cie cor- neal anterior y posterior y usar los calculadores tóricos alimentando la información adecuadamente. Si el astigmatismo es regular (imagen 1) y el paciente tiene una jación adecuada, no tendremos mayor problema en el cálculo del lente; pero cuando el astigmatismo es irregular (imagen 2) esto requiere un mayor conocimiento, y aquí es imperativo salirse de la rutina bá- sica y acudir a la experiencia y el juicio razonable.
El uso de los calculadores tóricos deberíamos adop- tarlo de rutina, con un SIA personalizado, y en todos los pacientes. Con sorpresa a veces pensamos que un caso es para colocación de un lente tórico y no lo es, o por el contrario, no lo con- sideramos, y el calculador nos presenta un lente tórico como lo más adecuado para el paciente.
El lente tórico es la opción que ofrece la mejor pre- dictabilidad en la corre- ción de astigmatismo en pacientes que presentan catarata, y aunque no hay reportes que muestren el 100 % de e cacia en la corrección, si se contro- lan factores pre-, intra- y posquirúrgicos, se puede mejorar la exactitud de los resultados.
Este editorial es un preám- bulo que muestra que este tema es amplio, llegando a ser extenso. Es importan- te tener un consenso con acuerdos y recomendacio- nes a través de los cuales se pueda ayudar a los of- talmólogos latinoameri- canos a adoptar mejores prácticas durante la cirugía de catarata en pacientes con astigmatismo y mejo- rar sus resultados, y es- toy hablando del COLASC, Consenso Latinoamericano de Astigmatismo en Ciru- gía de Catarata, del cual muy pronto publicaremos los resultados.
Bibliografía
1. Ferrer-BlascoT,Montes-MicoR,Peixoto-de-Matos SC, Gonzalez-Meijome JM, Cervino A. Prevalence
of corneal astigmatism before cataract surgery. J Cataract Refract Surg 2009; 35:70-75. 2. Alio JL, Ab- delghany AA, Fernandez-Buenaga R. Enhancements after cataract surgery. Curr Opin Ophthalmol 2015; 26:50-55.