Por otro lado, el Dr Richard Davison, de Denver, Colorado (Estados Unidos), presentó en otro curso algunos casos especiales a poder ser tratados con el láser de femtosegundo como son las cataratas de pacientes operados de queratoplastia penetrante o que tengan distrofia endotelial de Fuchs, ya que como el láser fragmenta la catarata se tendrá que usar menos ultrasonido y de esa manera se protege más el endotelio corneal. Igualmente comenta su utilidad en las cataratas polares posteriores, cataratas traumáticas, Morgagnianas y en síndrome de Weil-Marchesani. El Doctor Michael Taravella de Colorado, Estados Unidos, comentó que resulta de gran ayuda en los casos con facodonesis por síndrome de Pseudoexfoliación y trauma, ya que logran una capsulotomía sin stress porque minimizan las tracciones tangenciales y fuerzas centrípetas que se producen al realizar las capsulorexis manuales.
En el congreso también se habló sobre cirugía en pacientes operados previamente de cirugía refractiva corneal. El Dr. Juan Guillermo Ortega, de Medellín, Colombia, presentó el uso de lentes monofocales para monovisión luego de la cirugía refractiva. Para el cálculo del poder dióptrico del lente sugiere utilizar la fórmula de Haigis con constantes optimizadas y la Haigis L para operados de miopía. Esto así porque esta fórmula utiliza los valores de profundidad de cámara anterior y longitud axial del ojo pero no el valor queratométrico (el cual ha sido cambiado de su forma original por la cirugía refractiva) para hacer el cálculo de poder del lente a implantar. Comentó que se deben utilizar los lentes monofocales en corneas irregulares, con aberraciones elevadas, en pacientes que tengan intolerancia a halos o disfotopsias previas, que hayan sido usuarios de monofocalidad en el pasado y en miopías altas. En la estrategia de análisis del paciente ideal se debe establecer la tolerancia a la monofocalidad, determinando primero cuál es el ojo dominante, y de dejar éste para la visión a la distancia y el no dominante para la visión cercana. Se deben definir las situaciones de trabajo o actividad particular de cada paciente para definir si se hará tratamiento de monovisión (miopías entre 2 y 3 dioptrías) o de minimonovisión (miopías entre 1 y 1.50 dioptrías, en donde se altera muy poco la estereopsis).
Por su lado, el Dr. Virgilio Centurion, de Sao Paolo, Brasil, presentó la manera que propone como ideal para el cálculo del lente intraocular en los pacientes de catarata que hayan sido operados de queratotomía radial previa (imagen 2). Dijo que la fórmula de cálculo que emplea para esos casos es la de Haigis (por las mismas razones ya explicadas por el Dr Juan Guillermo Ortega) y utiliza biometría con el IOL Master versión 5.5. Presentó los resultados de un estudio no publicado que realizó en 50 casos calculados de la manera descrita y en los que el equivalente esférico posquirúrgico final fue de 20% plano, 60% miope y tan solo un 20% hipermétrope.
En estos pacientes, lo ideal es que queden planos o ligeramente miopes.
En el simposium “Mejorando la Precisión en la Cirugía Oftálmica: Estamos Haciendo Suficiente?”, Pablo Artal (PhD) y Steve C. Schallhorn (MD), presentaron un trabajo sobre cuál debe ser el astigmatismo mínimo residual para que no afecte la calidad de visión sin corrección de los pacientes. Sus estudios demostraron que para los lentes monofocales los astigmatismos residuales menores de 0.5 dioptrías no afectan la agudeza visual de los pacientes. En el caso de los lentes intraoculares multifocales difractivos (imagen 3), astigmatismos residuales tan pequeños como 0.5 dioptrías tienen efecto en el efecto de enfoque y de la agudeza visual. Astigmatismos mayores de 1 dioptría reducen de manera significativa la calidad de visión que logra un lente multifocal. Mostraron las estadísticas de una larga población con lentes intraoculares multifocales implantados, en los que astigmatismos tan bajos como 0.5 Dioptrías reducían el chance de tener una visión posquirúrgica sin corrección a la distancia menor de 20/20, reducía la satisfacción de los pacientes (insatisfacción que aumentaba en proporción directa con el grado de astigmatismo residual) y reducía la calidad de visión. Con todo estos datos, los presentadores sugerían que debemos intentar siempre llevar al mínimo el astigmatismo residual posquirúrgico en nuestros pacientes.