Autora: Dra. Melina I. Morkin
Una mujer de 19 años fue referida por episodios recurrentes de episcleritis en el ojo izquierdo durante 3 meses, resistentes a corticoesteroides tópicos y orales. Más recientemente, la paciente había empezado a experimentar visión borosa y nuevas moscas en la visión en el mismo ojo. En el examen se observó un área localizada de inyección epiescleral temporal y reacción celular leve en la cámara anterior. En cuanto al segmento posterior, se encontraron focos de vitritis que cubrían pequeñas lesiones coriorretinales amarillas, también localizadas en el cuadrante inferotemporal.
Estas lesiones unilaterales se vieron hiperfluorescentes en la angiografía y aparecieron como puntos hiperreflectivos en la retina interna por OCT. Los estudios sistémicos descartaron sarcoidosis, sífilis, tuberculosis, y los estudios virales fueron negativos. Afortunadamente, la residente aspirante a corneóloga examinó meticulosamente el segmento anterior y descubrió 2 pelos diminutos, apenas visibles, incrustados en el estroma corneal.
Un interrogatorio más extenso reveló que la paciente tenía como mascota una tarántula rosa chilena. Sabido esto, se le diagnosticó oftalmia nodosa, una afección ocular inicialmente descrita luego de exposición a pelos de oruga, pero que también se ve con otros animales.
¿Cómo afectan los pelos de la tarántula al ojo?
Cuando la tarántula percibe peligro, frota sus piernas contra el abdomen y «bombardea» pelos en el aire que pueden penetrar lentamente a través de la córnea y la conjuntiva (debido a su forma microscópica de flecha) hacia la cámara anterior, el vítreo y la retina, causando un espectro de hallazgos inflamatorios panoculares.
Ahora, el problema mayor es que las tarántulas se publicitan como mascotas domésticas para los niños, aludiendo a su docilidad, larga vida, bajo nivel de mantenimiento y una naturaleza aparenemente inofensiva y no venenosa. Sin embargo, la tarántula rosada chilena, la ‘más bonita’, ha sido asociada recientemente con casos crónicos de uveitis debido a sus pelos inflamatorios e invasivos. Algunos pueden argumentar que es necesario matar a la araña para deshacerse de la telaraña… es decir, en última instancia, las campañas de concientización dirigidas a los vendedores y dueños de mascotas ayudarían a resolver este problema en su origen.
En cuanto al tratamiento, los corticoesteroides locales y sistémicos pueden ayudar, pero la extirpación de los pelos causantes, ya sea de la córnea o por vitrectomía, ha demostrado ser más efectiva.
Aunque nuestra paciente fue lo suficientemente valiente para comprar una tarántula como mascota, tenía miedo de someterse a una vitrectomía, por lo cual fue tratada con un implante intravítreo de dexametasona, que condujo a resolución de la vitritis y al mejoramiento de las lesiones retinianas. Respecto a su mascota más querida, la paciente se la regaló a otra víctima amiga.
- Blaikie AJ, Ellis J, Sanders R, MacEwen CJ. Eye disease associated with handling pet tarantulas: three case reports. BMJ. 1997;314(7093):1524-5.
- Cadera W, Pachtman MA, Fountain JA, et al. Ocular lesions caused by caterpillar hairs (ophthalmia nodosa). Can J Ophthalmol. 1984;19(1):40-4.
- Hom-Choudhury A, Koukkoulli A, Norris JH, et al. A hairy affair: tarantula setae-induced panuveitis requiring pars plana vitrectomy. Int Ophthalmol. 2012;32(2):161-3.
- Morkin MI, Rifkin LM, Dang S, Baumal CR. Tarantula hair associated panuveitis treated with sustained-release intravitreal dexamethasone implant. Retin Cases Brief Rep. 2017 Fall;11(4):298-301.